lunes, 23 de junio de 2014

PRESENTE Y FUTURO DEL VOLUNTARIADO EN EL URUGUAY

Desde hace muchos años los estudios sobre voluntariado se han convertido en un campo de conocimiento relevante dentro de las estructuras académicas de la región y del mundo. Allí convergen miradas trans y
multidisciplinarias que combinan el aporte de la economía, la ciencia política, la sociología y el trabajo social. En las universidades del mundo anglosajón han surgido centros o institutos de investigación dedicados exclusivamente al estudio del voluntariado. Estas iniciativas se han concentrado en explorar las nuevas formas y manifestaciones del trabajo voluntario, su peso en la economía, el impacto social y cultural de sus acciones y su aporte a los procesos de integración social. En América Latina, aunque menos desarrollado, el
campo de estudios sobre voluntariado también ha comenzando a extenderse generalmente bajo el alero de temáticas o líneas de investigación más amplias, referidas a los Estudios sobre Sociedad Civil, Estados de Bienestar, Tercer Sector o Política y Sociedad.
En Uruguay, salvo algunos esfuerzos aislados y puntuales, la academia no se ha ocupado de este tema de forma sistemática y sostenida.
Los escasos proyectos que se han impulsado desde ámbitos universitarios no han derivado en líneas de investigación permanentes, con acumulación en el tiempo, construcción de equipos o una agenda de trabajo enfocada en el tema.
Curiosamente —o quizás no tanto— los esfuerzos más relevantes en este sentido han sido realizados por investigadores del Instituto de Comunicación y Desarrollo (ICD), una organización de la sociedad civil dedicada a profundizar en el análisis de la participación de la sociedad civil en los procesos de desarrollo
a nivel nacional y regional. Los trabajos generados desde este ámbito han arrojado luz sobre aspectos vinculados con la cuantifi cación del fenómeno del voluntariado, con sus diferentes modalidades y formas de expresión, sus motivaciones y su vinculación con otras formas de solidaridad y compromiso social. Ya fuera de lo estrictamente académico, los trabajos del ICD han ofrecido un espacio fecundo para la generación de iniciativas de fortalecimiento del voluntariado y las organizaciones voluntarias y de permanente refl exión sobre las prácticas y las estrategias para su promoción.
Recientemente, y con el ánimo de contribuir a estos esfuerzos, la Universidad Católica del Uruguay creó un espacio de investigación, docencia e incidencia pública denominado Programa CIVIS1, orientado a mejorar nuestra comprensión de las transformaciones en curso en la matriz de relaciones Estado - sociedad civil en la sociedad uruguaya. En su documento fundacional, este programa defi nió cuatro líneas de trabajo que orientan sus prioridades académicas: a) voluntariado y compromiso social; b) advocacy e incidencia
pública; c) participación ciudadana y gestión pública; y d) políticas asociadas o co-gestionadas. Desde el marco interpretativo del programa, estas cuatro áreas hacen referencia a procesos actuales de ransformación en la matriz clásica de relaciones entre la sociedad uruguaya y las estructuras estatales, que merecen
particular atención y seguimiento.
Paradójicamente, la invitación a participar de este proyecto nos llegó en momentos en los que todavía estábamos en vías de crear formalmente el Programa. Esta iniciativa nos confi rmó que efectivamente existía una necesidad por mejorar nuestra comprensión acerca de las transformaciones del voluntariado en Uruguay y aportar al avance de una nueva agenda en las relaciones Estado - sociedad civil en el país. En cierto sentido, podemos decir que este fue el proyecto con el cual inauguramos el Programa. Por eso, ante
la invitación de la Mesa Nacional de Voluntariado, surgieron dos certezas. La primera: era necesario aceptar la invitación. La segunda: debíamos hacerlo articulando esfuerzos, buscando acuerdos, con la mayor participación posible de los actores involucrados. Creo que ambas decisiones fueron acertadas.
OBJETIVOS Y PREGUNTAS DE INVESTIGACIÓN
En términos generales, el estudio realizado se propuso mejorar nuestra comprensión de las transformaciones en curso y la situación actual del voluntariado en Uruguay identifi cando nuevas tendencias, rescatando
buenas prácticas y explorando su potencial transformador para contribuir a mayores niveles de integración social. En este sentido, si bien existían algunos estudios que aportaban información muy valiosa sobre las características del voluntariado y el perfi l de los voluntarios en nuestro país, se advertía la necesidad de profundizar en una mayor comprensión de las prácticas y discursos que caracterizan las experiencias emergentes y su signifi cado en el nuevo contexto de relaciones Estado - sociedad civil.
Ante la inquietud por profundizar en el conocimiento de las transformaciones y nuevas tendencias del voluntariado en Uruguay, la Universidad Católica fue invitada por la Comisión de Formación e Investigación de la Mesa Nacional de Voluntariado a formular una propuesta de investigación.
El objetivo central de la propuesta estuvo dirigido a estudiar un conjunto de experiencias de voluntariado consideradas —a juicio de los integrantes de la Mesa— como relevantes, innovadoras o con capacidad para aportar aprendizajes que pudieran ser de utilidad para el resto de las experiencias de trabajo voluntario en el país. En sintonía con estos objetivos de carácter más general, el estudio se propuso alcanzar los siguientes objetivos específi cos:
1. Profundizar en los alcances y signifi cados del trabajo voluntario en el contexto de los nuevos marcos institucionales donde ocurre identifi cando posibles continuidades y rupturas con etapas anteriores.
2. Conocer las motivaciones y perfi les de los voluntarios incorporando una perspectiva generacional que permita analizar el potencial de estas experiencias como vehículo para la solidaridad entre generaciones y
diferentes grupos sociales.
3. Profundizar en el valor del trabajo voluntario como factor de cohesión social, con capacidad para favorecer los procesos de integración social, reducir los prejuicios y favorecer procesos de solidaridad en contextos de fractura social.
4. Aportar insumos para el desarrollo de una política pública en materia de voluntariado, en particular para la elaboración de un marco legal en sintonía con los objetivos estratégicos de la política a implementar.
5. Proponer nuevos desafíos para una agenda de investigación sobre el trabajo voluntario que oriente futuras investigaciones y nos permita una mayor comprensión de su signifi cado en el marco de las actuales
transformaciones en las relaciones Estado - sociedad civil. En las etapas preliminares de la investigación se trabajó sobre un listado bastante exhaustivo de preguntas de investigación que refl ejaba la variedad de intereses y expectativas que se habían generado en torno al estudio. Ciertamente, el alcance de las preguntas —en cantidad y profundidad— superó ampliamente los límites de las respuestas que podían brindarse desde
un estudio como el que se estaba proyectando. No obstante, la formulación de estas preguntas y su proceso de construcción, permitió consensuar enfoques, perspectivas e intereses entre el equipo de investigación y los integrantes de la Mesa. A continuación se presenta una reseña de las preguntas y dimensiones que guiaron inicialmente el diseño de la investigación. Más allá de su utilidad como estímulo para el intercambio inicial, estas interrogantes sirvieron como punto de partida para la identifi cación y selección de experiencias de interés (“casos”) y para defi nir los aspectos que interesaba mirar en cada una de ellas (“dimensiones”). Las preguntas fueron agrupadas en torno a los conceptos centrales que se presentan al inicio.
1. SOSTENIBILIDAD. ¿Qué características hacen sostenibles las experiencias de voluntariado? ¿Qué factores tienen en común aquellas que logran sostenerse en el tiempo? ¿Cómo logran procesar el recambio
de personas sin poner en riesgo la continuidad de la propuesta?
2. IMPACTO. ¿Qué prácticas y acciones están asociadas los programas de voluntariado con mayor impacto? ¿Cuál es el tipo de características que favorecen el desarrollo de un voluntariado “transformador” por oposición a un voluntariado “tradicional”?
3. ACOMPAÑAMIENTO. ¿Qué estrategias resultan más satisfactorias para el acompañamiento personal de los voluntarios? ¿Qué instrumentos concretos se han desarrollado para la inducción y el compañamiento?
¿Cómo recibe feedback la institución por parte del voluntario?
4. FORMACIÓN. ¿Qué estrategias de formación resultan más apropiadas para la preparación del voluntario para la tarea a realizar? ¿Qué contenidos transversales se entienden prioritarios, más allá de los
específi cos que requiere la tarea?
5. CONCIENTIZACIÓN Y SENSIBILIDAD. ¿Cómo aprovechar las acciones concretas de voluntariado para promover cambios en la sensibilidad y niveles de compromiso social de los voluntarios? ¿Cómo
transitar del foco en la “reparación” de las consecuencias a las preguntas por las causas?
6. UNIVERSIDAD. ¿Qué estrategias se identifi can como exitosas en el voluntariado y la extensión universitaria a fi n de transformar no sólo la realidad en la que se trabaja sino también aportar de manera signifi cativa al proceso de formación integral de los estudiantes universitarios?
7. ESTADO. ¿Qué aprendizajes resultan de la participación de voluntarios en los programas estatales? ¿Cómo administrar en forma positiva la tensión entre el rol rector de los organismos estatales y las demandas
de autonomía de las organizaciones de la sociedad civil?
8. INCIDENCIA EN POLÍTICAS PÚBLICAS. ¿Cuáles son las estrategias más efi caces para promover cambios desde el voluntariado en el diseño y la implementación de políticas sociales? ¿Cómo promover
una transferencia eficaz de aprendizajes del ámbito voluntario a la órbita estatal?
9. MARCO LEGAL. ¿Cómo se pueden mejorar las condiciones y los estímulos para el trabajo voluntario? ¿Cómo proteger y dar garantías tanto al voluntario como a la institución que lo recibe?
10. MARCO CONCEPTUAL. ¿Cómo entienden o defi nen el voluntariado las distintas instituciones estudiadas? ¿Qué implicancias concretas tiene esta concepción en las formas de gestionar los programas de
voluntariado?

Este listado de dimensiones de interés del fenómeno representa una agenda de investigación muy ambiciosa para quienes deseen continuar profundizando en el estudio y análisis de las transformaciones del voluntariado
en Uruguay. Si bien la investigación realizada tuvo presente muchas de estas preguntas, el diseño metodológico apenas nos permitió aproximarnos preliminarmente a alguna de ellas. Por este motivo, las interrogantes planteadas constituyen una buena agenda para el trabajo académico de investigadores interesados en seguir aportando a una mejor comprensión del rol del voluntariado en nuestra sociedad contemporánea así como de quienes busquen encontrar caminos para su desarrollo y fortalecimiento.
DISEÑO DE INVESTIGACIÓN Y SELECCIÓN DE CASOS
La estrategia central de investigación consistió en estudiar en profundidad un grupo de experiencias innovadoras en el campo del voluntariado en base a un abordaje multi-método que permitiese documentar adecuadamente las tensiones y desafíos del trabajo voluntario tomando como referencia las dimensiones mencionadas. Una vez concluida la etapa de estudios de caso, se dio paso a una segunda etapa de análisis transversal de las experiencias poniendo en diálogo los principales hallazgos en cada una de ellas entre sí
y aportando elementos al diseño de políticas y programas de promoción del voluntariado en Uruguay.
La selección de los casos a estudiar constituyó una fase importante de la investigación ya que, para poder realizarla, fue necesario recolectar información preliminar sobre las experiencias propuestas a fin de confirmar la pertinencia o no de su inclusión dentro del estudio. Esta fase preliminar de relevamiento
de datos permitió la construcción del listado defi nitivo de casos a investigar así como también la identificación de los aspectos más relevantes que cada uno de ellos podía aportar en términos de aprendizajes, tendencias y buenas prácticas.
Asimismo, esta primera aproximación a las experiencias permitió delimitar con claridad el alcance y los límites de cada caso, dada la amplitud de alguna de ellas y las restricciones naturales de tiempo y de recursos.
Como criterio inicial, se buscó que las experiencias seleccionadas cubrieran la amplia variedad de ámbitos institucionales y formas en los que se ha expresado el trabajo voluntario como forma de dar cuenta de su creciente heterogeneidad y complejidad. Junto con el criterio de seleccionar un buen mix del territorio del voluntariado en el país también nos propusimos identificar experiencias que tuvieran potencial de aprendizaje y que pudieran ofrecer algunas enseñanzas para el resto de las organizaciones.

Ciertamente, el listado de experiencias “con potencial de aprendizaje y replicabilidad” era mucho más amplio que lo que efectivamente podíamos cubrir con los recursos disponibles. Esto nos llevó a tener que dejar fuera experiencias valiosas que, sin duda, deberán ser estudiadas en futuras investigaciones. Del mismo modo, no debe creerse que las seleccionadas son experiencias “modelo”, es decir, perfectas, sin conflictos ni tensiones a resolver.
Cada una de ellas tiene planteados sus propias tensiones y desafíos. Quizás fue por la naturaleza de estos desafíos, por su capacidad para enfrentarlos y por sus respuestas adaptativas al entorno que entendimos que valía la pena estudiarlas en profundidad. En síntesis: “no están todos los que son, ni son todos los que están”.
La selección de los casos fue el resultado de un proceso de diálogo y acuerdo donde tuvieron una activa participación los integrantes de la Comisión de Formación e Investigación en permanente diálogo con el
equipo de investigación. Las redes y organizaciones de segundo grado participantes de la Mesa también jugaron un rol muy importante apoyando en la identifi cación de experiencias valiosas para los fines de la investigación y tanto su conocimiento como su vinculación con las experiencias de voluntariado constituyeron aportes signifi cativos en distintos momentos del proceso.
La información que fuimos relevando nos permitió conformar un listado de diez experiencias. El intercambio y el diálogo precedentes a la selección fi nal debe ser mencionado y destacado como un logro desde el punto de vista institucional y como una garantía ética desde el punto de vista del proceso de investigación. La participación fue amplia tanto desde la Comisión de Formación e Investigación como desde el equipo coordinador del estudio, cada uno aportando su conocimiento sobre las experiencias que se iban proponiendo a fi n de alcanzar una selección balanceada que cubriera los principales contextos y expresiones del voluntariado.
A continuación se mencionan las experiencias que fueron estudiadas en el marco de este proyecto y los criterios que pretendimos cubrir con su selección dentro del amplio universo de prácticas de voluntariado.
1. RAP (Red de Apoyo al Plan Ceibal). Voluntariado auto-convocado, vinculado a una política pública de alcance nacional. 
2. UTPMP (Un Techo para Mi País). Voluntariado con alta visibilidad en la opinión pública y alta capacidad de movilización de voluntarios.
3. Regional Norte UDELAR (Acciones de la Regional Norte frente a la situación de emergencia en las inundaciones). Voluntariado universitario y voluntariado para la emergencia.
4. CICAM (Centro Interinstitucional de Colaboración con el Adulto Mayor). Voluntariado realizado por adultos mayores.
5. Empresa EL TEJAR. Voluntariado corporativo vinculado al sector rural y la producción agropecuaria.
6. Empresa SABRE. Voluntariado corporativo en empresa multinacional en Montevideo.
7. Estudio Carle & Andrioli. Voluntariado corporativo de profesionales pertenecientes a empresa mediana de origen nacional.
8. DESEM Jóvenes Emprendedores. Voluntariado en centros educativos con articulación entre la lógica empresarial y educativa y énfasis en el voluntariado intergeneracional.
9. Pastoral Penitenciaria (de la Arquidiócesis de Montevideo, Iglesia Católica). Voluntariado religioso de apoyo y contención a personas privadas de libertad.
10. Voluntarios en Red (Comunidad israelita). Voluntariado articulado en red, realizado por una colectividad religiosa.
EL PROCESO DE INVESTIGACIÓN
Como toda investigación, se asumió un marco de interpretación y análisis, que se vio refl ejado en el proyecto de investigación que desde la Universidad Católica entregamos a la Mesa Nacional de Voluntariado. Esta perspectiva sobre el voluntariado y sus transformaciones constituyó el marco conceptual del estudio, que sirvió de base para la formulación global del proyecto y orientó los diseños de cada uno de los estudios de caso. Los elementos centrales del marco conceptual del proyecto fueron: a) una visión histórica de la evolución reciente del voluntariado en Uruguay; b) un análisis de los principales núcleos de debate en torno a los intentos de regulación legal del trabajo voluntario; y c) una visión del voluntariado como concepto “en disputa”, cuyo signifi cado no es estático sino que está siendo permanente redefi nido por los actores. Una síntesis de este marco conceptual se incluye en el capítulo siguiente: “Voluntariado en
Uruguay: historia reciente y tensiones de un concepto en transformación”.
La conducción general del proyecto estuvo a cargo de un equipo de coordinación que integramos junto con Oscar Licandro, director del Programa de Responsabilidad Corporativa de la Universidad Católica, y Analía Bettoni, investigadora del Instituto de Comunicación y Desarrollo. Este equipo tuvo la responsabilidad de fi jar los lineamientos generales del estudio, elaborar los documentos orientadores para los equipos de investigación, preparar los documentos de análisis transversal y conclusiones generales, y supervisar la marcha global del proyecto. Para el estudio de cada uno de los casos seleccionados se procedió a la conformación de equipos de trabajo integrados por investigadores, docentes y estudiantes de la Universidad Católica complementado con el apoyo de investigadores externos a la Universidad. En
su estructura, los equipos contaron con un investigador principal, responsable último de cada estudio de caso y uno o más investigadores asistentes según lo ameritara la experiencia2. A los efectos de organizar el trabajo de manera eficiente se asignó la supervisión y el seguimiento directo de cada uno de los casos a un integrante del equipo de coordinación. En total, el proyecto involucró a veinte personas en roles de investigación directa, además del apoyo recibido del personal administrativo y de gestión de la Universidad.
La primera fase del estudio consistió en un relevamiento preliminar de información sobre los casos preseleccionados a los efectos de confirmar la pertinencia de su inclusión. A su vez, esta fase sirvió para realizar un diseño de investigación de cada experiencia apropiado a sus características y grado de complejidad tomando como referencia algunos ejes transversales de análisis aportados desde la coordinación. Esta estrategia permitió identificar los núcleos centrales y las tensiones más relevantes a analizar en cada caso así como los aprendizajes que dicha experiencia podía aportar al análisis global.
Para la elaboración de los informes fi nales, el equipo coordinador sugirió una estructura y formato estandarizado que facilitara la generación de conclusiones transversales, más allá de las diferencias existentes.
Debe destacarse la disponibilidad y apertura que mostraron las instituciones a participar del estudio abriendo sus puertas con generosidad para permitir que los investigadores pudieran realizar las tareas de relevamiento de información sin ningún tipo de restricciones. La colaboración y actitud positiva de las organizaciones se puso de manifi esto al permitirnos acceder a fuentes de información interna, facilitarnos los contactos con integrantes de sus equipos y aportarnos su visión crítica sobre el trabajo que habíamos realizado.
En noviembre de 2010 se concluyeron los informes de los casos, los cuales fueron validados con cada una de las instituciones y con los integrantes de la Comisión de Investigación y Formación de la Mesa . Esta etapa fue sumamente relevante ya que, sin afectar los criterios de independencia académica que guiaron el trabajo de los equipos, se dio a las organizaciones la posibilidad de realizar aportes, completar posibles ausencias o marcar sus eventuales discrepancias con los contenidos presentados. En la mayoría de
los casos, estas instancias de devolución a las instituciones fueron momentos muy útiles para contrastar perspectivas y valoraciones que enriquecieron tanto al equipo de investigadores como a los integrantes de las instituciones participantes.
Finalizados los estudios de caso, el equipo de coordinación preparó un informe fi nal basado en una lectura transversal de las experiencias tomando como referencia los objetivos iniciales. Para esto se acordaron algunos ejes transversales que debían pautar el análisis global de las experiencias: a) concepción del voluntariado subyacente a cada una de ellas; b) motivaciones y perfi l del voluntariado; c) aportes de la experiencia de trabajo voluntario a las políticas públicas; d) modos de vinculación del voluntariado con el
sector empresarial; y e) identifi cación de buenas prácticas para la gestión de voluntariado. El examen detallado de estas dimensiones desde una perspectiva global se presenta en la sección “Análisis transversal: hacia una nueva conceptualización del voluntariado en Uruguay”, a continuación de los informes de caso.
A partir de la información y el conocimiento relevado sobre las experiencias estudiadas, la investigación buscó aportar insumos para el desarrollo e implementación en el país de una verdadera política
pública de fomento del voluntariado. En este sentido, se entiende que los resultados alcanzados en este estudio arrojan elementos importantes para el fortalecimiento del voluntariado a varios niveles. A nivel de individuos o grupos, se ofrece un conjunto de valoraciones y herramientas que pueden contribuir a
mayores niveles de comprensión sobre el sentido e impacto del compromiso social asumido por los voluntarios. A nivel de los programas de voluntariado, se brindan herramientas y contenidos para la planifi cación, defi nición de objetivos, formación, acompañamiento y seguimiento de los voluntarios.
A nivel de las organizaciones, se ofrece un conjunto de buenas prácticas y modos de organización del trabajo que contribuyen a desplegar el potencial y la capacidad transformadora del voluntariado, tanto dentro como fuera de la organización. A nivel de las autoridades de gobierno, se brindan algunas
herramientas para avanzar en la implementación de una política de promoción y desarrollo del voluntariado que fortalezca y dé impulso a las iniciativas en curso. A nivel legislativo, se ofrece un conjunto de insumos para avanzar en el proceso de regulación y construcción de un marco legal que brinde garantías,
protección e incentivos a los diferentes actores involucrados.
Al igual que todo el proyecto, la estrategia para el fi nanciamiento de la investigación y la publicación, también fue el resultado de la articulación de esfuerzos colectivos donde participaron varias instituciones. Los recursos fi nancieros para cubrir los costos de la investigación fueron aportados por el MIDES y el Programa Voluntarios de Naciones Unidas (a través del Proyecto “Voluntariado como Recurso para el Desarrollo”), el Programa ART y el Programa Mercados Inclusivos del PNUD. Para el fi nanciamiento de la publicación se contó con el apoyo de Universia, Fundación AVINA, El Tejar, Sabre Holdings y
el IMPO.
En síntesis, han sido muchas las personas y las instituciones que han formado parte de esta empresa, realizando su aporte en distintos momentos del proceso. De principio a fi n, la forma como se fue concretando y construyendo el proyecto resultó ser coherente con el espíritu de solidaridad y compromiso
que se buscó fortalecer con la investigación que precedió a estas páginas.

Para quienes participamos de esta experiencia académica, sin duda fue una investigación diferente. Los aprendizajes y hallazgos estuvieron tanto en las conclusiones y resultados del estudio como en el espíritu de colaboración y de articulación de esfuerzos que hizo posible su realización. Ciertamente, no se trata de un proyecto acabado y terminado ya que su sentido último se juega, en buena medida, en lo que sus contenidos puedan provocar, impulsar o estimular. Ahora es importante que estas ideas se discutan, se diseminen y
den lugar a acciones y propuestas que permitan desplegar el mayor potencial transformador de esta dimensión del quehacer humano que llamamos “voluntariado”. Para esta nueva etapa contamos con ustedes.

Javier Pereira
Director del Programa CIVIS
Universidad Católica del Uruguay

VOLUNTARIADO EN URUGUAY: HISTORIA RECIENTE Y TENSIONES DE UN CONCEPTO EN TRANSFORMACIÓN
Javier Pereira
Como cualquier fenómeno social, el voluntariado no constituye una realidad aislada y desconectada del contexto histórico, económico y político en el que ocurre. Los vínculos entre Estado y sociedad van evolucionando y dando un signifi cado al trabajo voluntario en cada momento histórico. Desde esta perspectiva, la investigación se propone examinar la naturaleza y alcance del trabajo voluntario en el marco de la matriz de relaciones Estado-sociedad, dominante en nuestro país. Esta matriz es el resultado de un proceso histórico de construcción del cual nos ocupamos apenas muy brevemente en sus años recientes. En tal sentido, en la primera parte se presenta una breve periodización de la historia reciente del voluntariado en Uruguay identifi cando sus principales transformaciones desde la década de los ochenta hasta la fecha.
Esta evolución en los modos de relacionamiento entre las estructuras estatales y la sociedad sirven de contexto para comprender con mayor precisión los nuevos desafíos que se le presentan al trabajo voluntario en la actualidad. En segundo lugar, se examinan los intentos regulatorios del trabajo voluntario en Uruguay en los años recientes así como las tensiones que se manifestaron. El análisis de estos impulsos regulatorios y sus resistencias permite, en cierto modo, una buena aproximación a los dilemas subyacentes y los debates que existen en la sociedad uruguaya en torno al avance del voluntariado. Finalmente, se presenta una visión del voluntariado como un concepto en disputa que se construye y reconstruye a partir de los discursos y
prácticas que las instituciones van elaborando cotidianamente. Estas tensiones y sus categorías analíticas sirven de marco para analizar los signifi cados del voluntariado que se esconden tras los diez estudios de caso abordados en esta investigación.
EL VOLUNTARIADO EN LA HISTORIA URUGUAYA RECIENTE
El estudio de los cambios en la naturaleza, prácticas y signifi cados del trabajo voluntario debe ser comprendido en el marco de las circunstancias sociales, económicas y políticas del contexto histórico. En este sentido, es importante reconocer la realidad del voluntariado en el Uruguay como resultado de un
proceso de transformación gradual y progresiva de prácticas y discursos que se van construyendo y reconstruyendo en diferentes momentos del país y de la región.
Como resultado de esta perspectiva, proponemos una periodización de la historia reciente del voluntariado que puede aportar elementos al análisis de su evolución y situación actual.
Como lo muestran varios estudios, la participación de voluntarios en organizaciones sociales y en la prestación de servicios solidarios ha ido en aumento en el país desde fi nes de los años ochenta hasta la fecha. No obstante, las motivaciones, el signifi cado y las visiones asociadas al trabajo voluntario han ido cambiando a medida que el país fue transitando por distintas etapas.
En las últimas décadas, reconocemos tres modos diferentes de ver y entender el trabajo voluntario, asociados a diferentes formas de entender las relaciones entre el Estado y la sociedad uruguaya: a) un “voluntariado militante” asociado a los años fi nales de la dictadura militar y los primeros años de la restauración democrática; b) un “voluntariado fi lantrópico” que irrumpe a fi nes de los ochenta y se instala con fuerza en los noventa junto con el avance en el país de algunas reformas sectoriales orientadas a redefi nir el rol del Estado en el campo social; y c) un “voluntariado de Estado”, asociado a la llegada del Frente
Amplio al gobierno nacional en 2005.
Estas etapas no deben entenderse como sustitutivas o reemplazantes unas de otras sino como contextos emergentes que originan nuevos discursos y prácticas que se articulan con las existentes, las redefi nen en algunos casos y las refuerzan en otros. En la medida en que estas etapas no desaparecen sino que siguen coexistiendo unas con otras, es posible que el escenario actual del voluntariado en Uruguay nos revele elementos y rasgos característicos de estos tres “tipos” de voluntariado. Este intento de periodización puede resultar un ejercicio útil para comprender los puntos de corte y las continuidades por las que han transitado las prácticas de voluntariado hasta llegar a su situación actual.
La primera etapa, que denominamos “voluntariado militante”, corresponde a la participación activa de voluntarios en espacios organizados desde la sociedad civil durante los últimos años de la dictadura militar en el país y los primeros años de transición democrática. En la primera mitad de la década de los ochenta, la sociedad civil uruguaya experimentó fuertes niveles de movilización y cohesión tras un proyecto político compartido: la defensa de los derechos humanos y la lucha por el retorno a la democracia. En este sentido,
las organizaciones populares se constituyeron en espacios de resistencia al régimen dictatorial al tiempo que cumplían una función de asistencia social ante la ausencia de respuestas a las necesidades de algunos sectores de la sociedad. De esta forma, organizaciones comunitarias, comisiones barriales y organizaciones no gubernamentales sostuvieron experiencias de comedores, merenderos, policlínicas barriales, centros de promoción, asistencia legal y otros servicios que procuraron atender necesidades de los grupos más
vulnerables y de aquellos que debían moverse en la clandestinidad. Estas iniciativas se sostenían con el aporte voluntario de ciudadanos que compartían una actitud solidaria resignifi cada en el marco de un proyecto político colectivo que tenía como denominador común la reconquista de la democracia. Las
organizaciones no gubernamentales más formales, algunas de las cuáles ya existían antes de que se instalara la dictadura en el país, proveyeron los recursos técnicos y materiales para la formalización de alguna de estas experiencias gracias al apoyo de la cooperación internacional. El trabajo voluntario en esta etapa se enmarca en el contexto de una sociedad civil entendida en su acepción primera, como señala Julia Paley:
En el contexto histórico de luchas contra regímenes totalitarios y autoritarios en Europa del Este, América Latina, y otras partes del mundo en los años 70 y los 80, el término “sociedad civil” sugería autonomía y
capacidad de incidencia contra un estado opresivo, y un grado de agencia de parte de los movimientos sociales que luchan por la democracia. 
La transición a la democracia marca el comienzo de una nueva etapa en el relacionamiento entre el Estado y la sociedad civil. Con los partidos políticos habilitados y la vuelta a un régimen de elecciones democráticas en 1984, el Estado recuperaba su legitimidad y emergía un nuevo escenario para las organizaciones de la sociedad civil y el trabajo voluntario. La misma defi nición de ONG como “organizaciones no gubernamentales” entra en crisis ante la necesidad de replantear el rol opositor que habían jugado hasta
ahora y de colaborar con un Estado necesitado de puntos de articulación con la sociedad civil. Asimismo, el retorno a la democracia marcó el retiro paulatino de buena parte de los fondos de la cooperación internacional, especialmente de países europeos, Canadá y Estados Unidos, quienes priorizaron otras regiones del mundo para canalizar su ayuda humanitaria al ver ya reinstaurada la democracia en el país.
La legitimidad recobrada de los partidos políticos, un escenario de mayor restricción fi nanciera para las organizaciones no gubernamentales, la signifi cativa desmovilización de la sociedad civil y el desembarco de un nuevo discurso fi lantrópico y altruista marcaron el comienzo de la etapa del “voluntariado fi lantrópico”. En esta nueva etapa, el trabajo voluntario se caracterizó por un mayor grado de despolitización con respecto a la etapa anterior y la pérdida de adscripción a un proyecto político colectivo de alcance nacional. No obstante, las palabras “participación”, “solidaridad” y “ciudadanía” siguieron articulando el discurso de la sociedad civil aunque mutando progresivamente su signifi cado. Como bien ha señalado Evelina Dagnino, la participación ciudadana del período anterior es resignifi cada en esta etapa en los conceptos de “trabajo voluntario”, “participación solidaria” y “responsabilidad social” no sólo a nivel de los individuos sino también de las empresas, que irrumpen como un actor signifi cativo en el campo de lo social.

Más que apoyarse en la responsabilidad pública o colectiva como motor de la solidaridad, en esta etapa el trabajo voluntario se sustentó principalmente en la responsabilidad moral individual sin referencias a
proyectos democratizadores de carácter colectivo. Esta etapa puede vincularse al momento de mayor impulso de las políticas neoliberales de los noventa, cuando los gobiernos intentaron implementar algunos programas de ajuste estructural y llevar adelante privatizaciones que no tuvieron en Uruguay el grado de penetración que alcanzaron en otros países de la región. Leslie Hustinx ha señalado que esta orientación privatizadora de servicios públicos se ha manifestado en la sociedad civil a través de una concepción del voluntariado más “individualista y autocentrada” que en tiempos anteriores. Esta irrupción de un nuevo discurso sobre el trabajo voluntario aparece asociado a lo que Andrés Thompson y Olga Toro llaman el enfoque centrado en el “voluntariopersona” donde se enfatiza la dimensión de desarrollo personal de quien
realiza el servicio, el cumplimiento de sus metas personales y la satisfacción de las propias necesidades (Thompson y Toro).
En Uruguay, esta etapa del voluntariado fi lantrópico se expresó en el surgimiento de campañas solidarias y emprendimientos vinculados a organizaciones empresariales, en algunos casos con alto impacto mediático
(por ejemplo, el “McDía Feliz” en apoyo a la Fundación Peluffo Giguens).
También en esta etapa surgen iniciativas solidarias basadas en modelos personalizados de asistencia y reciprocidad que revalorizan y dan lugar central a las relaciones personales que entabla el voluntario. Más allá de la pertenencia cronológica exacta al período planteado, iniciativas como las del Programa “Abuelos por Elección” de la Universidad Católica o el sistema de padrinos de la Fundación “Niños con Alas” también podrían ubicarse dentro de la categoría del voluntariado fi lantrópico.
El surgimiento de estas nuevas expresiones de voluntariado se dio en convivencia con el trabajo solidario que continuaron desarrollando las organizaciones más tradicionales, varias de ellas con una larga trayectoria
en el campo del trabajo voluntario en el país. Dentro de este grupo de organizaciones “históricas” —algunas de las cuales datan de principios del siglo XX— encontramos varias fácilmente reconocibles en el paisaje institucional uruguayo como la Cruz Roja, la Asociación Cristiana de Jóvenes, el Movimiento Scout, Cáritas (Pastoral Social de la Iglesia Católica) o la Asociación Uruguaya de Protección a la Infancia (AUPI). Un estudio realizado hacia fi nes de la década pasada indicaba que estas organizaciones, más tradicionales y de larga trayectoria, registraban los mayores niveles de participación de voluntarios en sus estructuras y actividades (Aguiñín y Sapriza). No obstante, la renovación en las prácticas y discursos del voluntariado en los años noventa también alcanzó a estas organizaciones, las cuales fueron incorporando selectivamnte nuevos enfoques y modalidades en el trabajo con voluntarios.

En 2005, la llegada del Frente Amplio al gobierno nacional marcó el comienzo de una nueva etapa en el relacionamiento entre el Estado y la sociedad civil dando lugar a un nuevo escenario para el trabajo voluntario. Ante la prioridad dada por el nuevo gobierno a la atención de las necesidades de aquellos sectores de la población más afectados por la crisis y dada la limitación de recursos del Estado uruguayo para hacer frente a estas necesidades, la nueva administración recurrió al trabajo voluntario como instrumento para ampliar el impacto de sus acciones y aumentar la cobertura de sus respuestas.
En cierto modo, el reclutamiento de ciudadanos para colaborar con el Plan Nacional de Atención a la Emergencia Social (PANES) marcó el inicio de lo que en otros países se reconoce como “voluntariado de Estado”. Esta expresión suele utilizarse para aludir a las experiencias de trabajo voluntario realizadas
en el marco de programas o agencias estatales con la fi nalidad de apoyar un determinado plan o programa, o fortalecer un servicio público gestionado desde alguna estructura estatal.
Con el advenimiento de esta nueva modalidad, la participación de los voluntarios volvió a asociarse a un proyecto político más amplio, esta vez impulsado desde el gobierno, quien tuvo que asumir roles de reclutador, organizador y regulador del voluntariado. Este nuevo rol como “gerente” del voluntariado planteó al Estado un conjunto de desafíos y tensiones en sus relaciones con las organizaciones de la sociedad civil que no resultaron sencillas de manejar, como veremos más adelante. El reclutamiento de voluntarios para
el PANES en 2005 o la iniciativa más reciente del Plan Nacional de Integración Socio-Habitacional Juntos pueden identifi carse como representativas de este nuevo tipo de voluntariado.
LOS IMPULSOS DE REGULACIÓN Y SUS FRENOS
El 21 de junio de 2005 la Cámara de Diputados de la República aprobó fi nalmente un Proyecto de Ley sobre Voluntariado Social, tal como venía siendo reclamado por las organizaciones sociales desde 2001 a instancias de la celebración del Año Internacional del Voluntariado (AIV 2001). Las organizaciones sociales más sensibilizadas con el tema, agrupadas en el Comité Nacional AIV 2001, venían señalando la necesidad de contar con un marco legal que fomentara y diera impulso al trabajo voluntario en el país al tiempo
que regulara esta actividad dando protecciones y garantías a los voluntarios sin que ello implicara introducir trabas burocráticas innecesarias ni regular en exceso una actividad por naturaleza de carácter espontáneo. La demanda de las organizaciones sociales por legislar en la materia aparecía asociada a la necesidad de convertir este tema en objeto de una política pública que fomentara el destino de “recursos nacionales y locales para la implementación de programas, incentivos impositivos o de otro tipo para la promoción de 
formas de voluntariado empresarial o la institucionalización del tema” (Cruz y Bettoni).
En aquella instancia, los esfuerzos realizados por los integrantes del Comité Nacional AIV 2001 cristalizaron en la elaboración de un proyecto de ley que no contó con los votos necesarios para su aprobación en el Parlamento. El proyecto promovía el “reconocimiento y la promoción de la acción voluntaria como expresión de solidaridad humana y pluralismo” así como también “la participación de la sociedad en organizaciones sin ánimo de lucro”. En esencia, el proyecto de ley propuesto consagraba un conjunto de derechos y deberes para los voluntarios y sus organizaciones, al tiempo que le encargaba al Estado
la tarea de “fomentar el voluntariado y la solidaridad en la sociedad mediante actuaciones de información, promoción y divulgación de acciones sociales” (en Albarracín). En buena medida, el proyecto de ley refl ejaba los intereses de la sociedad civil organizada en torno al tema del voluntariado.
Sin embargo, el texto de la ley fi nalmente aprobado en 2005 por el Parlamento distaba mucho de colmar las expectativas que hacía ya varios años se venían generando en las organizaciones. El proyecto aprobado surgió como respuesta del gobierno electo ante la necesidad del Ministerio de Desarrollo Social por solucionar los problemas de escasez de personal y funcionarios públicos para implementar el PANES, destinado a atender las necesidades más urgentes de las familias en situación de pobreza y exclusión social. La posibilidad de recurrir a voluntarios comprometidos y consustanciados con la causa del PANES ofrecía los apoyos necesarios para las fases de identificación y registro de los potenciales benefi ciarios del plan.
Consistentemente con estos fi nes, el proyecto de ley puesto a consideración del Parlamento por parte del Poder Ejecutivo, consideraba el trabajo voluntario como “uno de los instrumentos de participación de los
ciudadanos en la ejecución de las políticas públicas sociales”, lo que planteaba la necesidad de “regular, promover y facilitar la participación solidaria de los particulares en actuaciones de voluntariado” (en Albarracín). A los efectos de lograr esta fi nalidad, el proyecto proponía un conjunto de instrumentos
que, a juicio de las organizaciones de la sociedad civil nucleadas en ANONG (Asociación Nacional de ONG Orientadas al Desarrollo), eran entendidos como excesos regulatorios y como limitaciones a su autonomía.
Uno de los puntos de mayor discrepancia su ubicó en torno a la implementación de un Registro Nacional de Voluntariado a cargo del Estado donde deberían “inscribirse todas las organizaciones de voluntariado,
formales e informales, existentes o futuras” el cual sería “de carácter público, administrado y actualizado por el Ministerio de Desarrollo Social” (Proyecto, Art. 13). Para las organizaciones de la sociedad civil involucradas en el debate de la ley, la creación de este Registro Nacional del Voluntariado fue percibido como un exceso de regulación por parte del Estado. Más que una herramienta para el estímulo y la promoción del voluntariado, las organizaciones lo percibieron como un requisito burocrático que terminaría operando como mecanismo de control de la autonomía de las organizaciones.
Adicionalmente, en la versión original del proyecto presentado, se planteó la posibilidad de que el Estado, a través del Ministerio de Desarrollo Social, llevase un registro de los voluntarios con información identifi catoria de las personas y de aspectos vinculados con las funciones desempeñadas (Art. 5). Si bien las organizaciones sociales no se oponían a la creación de ambos registros, entendían que los mismos no debían ser obligatorios, ya que su obligatoriedad podría ser difícil de instrumentar en organizaciones más informales y que podría abrir la puerta para posibles reclamos laborales de quienes, por omisión, no estuvieran inscritos. En síntesis, el registro de organizaciones fue percibido como una restricción a la autonomía de las
organizaciones y el registro de voluntarios como una transgresión al derecho de privacidad del individuo.
Otra de las reivindicaciones planteadas por las organizaciones, apuntaba a incorporar un seguro de accidentes a cargo del Estado que pusiera a las organizaciones a resguardo de posibles erogaciones ante accidentes ocurridos en el desempeño del trabajo voluntario. Adicionalmente, las ONG también criticaron el proyecto por entender que habilitaba el trabajo voluntario en la órbita del Estado de manera permanente1 y por posibilitar la existencia del voluntariado individual opuesto a la noción de voluntariado realizado en el
marco de instancias colectivas. Finalmente ambas partes, gobierno y sociedad civil, intentaron evitar que la ley sirviera para sustituir trabajadores formales por voluntarios. Esta inquietud quedaba plasmada en el artículo 4 del proyecto donde se planteaba expresamente que las organizaciones “no podrán sustituir
los servicios de los voluntarios para sustituir empleos formales o evadir obligaciones con sus trabajadores” (Art. 4).
Ante los señalamientos realizados por los representantes de las organizaciones de la sociedad civil (OSC) en forma pública y en el marco de las discusiones parlamentarias, el gobierno optó por limitar el alcance de
la ley al trabajo voluntario desarrollado dentro del Estado o en el marco de sus programas. De esta manera, el gobierno solucionaba su necesidad de contar con voluntarios para la fase inicial del Plan de Emergencia y difería la discusión acerca de la regulación del voluntariado en la esfera privada. Casi unánimemente, los representantes de la sociedad civil coincidieron en señalar que la ley aprobada dejaba sin regular y sin generar los estímulos sufi cientes para el avance del voluntariado en las organizaciones sociales. Pese a varios intentos y proyectos de ley presentados hasta la fecha (ver el capítulo final en este volumen), el trabajo voluntario realizado en la órbita de la sociedad civil sigue sin tener un marco regulatorio, con la correspondiente ausencia de medidas que protejan a voluntarios y organizaciones acerca de abusos, excesos, accidentes e imprevistos. También debe destacarse la ausencia en el país de un marco normativo que impulse, estimule y genere incentivos para la promoción del voluntariado aprovechando su potencial como herramienta efectiva para la construcción de ciudadanía y para el desarrollo de iniciativas solidarias.
A partir de 2009, con la creación de la Mesa Nacional de Diálogo sobre Voluntariado y Compromiso Social, se ha procurado avanzar en varios de los desafíos que quedaron planteados desde entonces mediante la creación de comisiones de trabajo orientadas hacia: a) la formulación de un nuevo proyecto
marco legal; b) la elaboración de políticas públicas de fomento al voluntariado; y c) la generación de propuestas de formación e investigación en el campo de voluntario. Durante 2010 la Mesa y sus comisiones desarrollaron acciones en torno a estos temas alcanzando algunos resultados concretos como fruto de una dinámica de trabajo basada en la articulación interinstitucional de esfuerzos y la participación del Proyecto Apoyo al Voluntariado como Recurso para el Desarrollo en Uruguay, del Programa Voluntarios de las Naciones Unidas (VNU) y el Ministerio de Desarrollo Social (MIDES) como facilitador de este espacio. En particular, la comisión de marco legal logró avanzar en la formulación de un anteproyecto de ley que fue avalado por los integrantes de la Mesa y presentado a la Comisión Especial de Población y Desarrollo Social de la Cámara de Diputados en setiembre de 2010. Teniendo en cuenta la heterogeneidad en la composición de la Mesa y la pluralidad de instituciones e intereses allí representados, debe destacarse como un logro signifi cativo haber consensuado una propuesta de regulación del voluntariado para someter a
consideración del sistema político.
En la actualidad, los debates sobre la necesidad de regular el trabajo voluntario en la órbita de la sociedad civil parecen cobrar nuevamente vigencia y dinamismo a partir del tratamiento del tema en ámbitos parlamentarios.
No obstante, las posibilidades de sancionar un marco legal que estimule y dé un marco para el desarrollo del voluntariado en el país se presenta como un camino con algunas difi cultades. Más allá de existir amplias zonas de consenso a nivel general, a la hora de encontrar los instrumentos o los mecanismos concretos para su regulación surgen diferencias que impiden acordar un texto parlamentario. Uno de los puntos más controvertidos refiere a la forma de controlar y evitar excesos en el voluntariado realizado en el ámbito de empresas. En este sentido, el voluntariado corporativo aparece como una de las modalidades más difíciles de reglamentar en la medida en que su reconocimiento legal plantea difi cultades para su control efectivo y podría abrir la puerta a algunos abusos.

Más allá de haber contribuido a reavivar el debate sobre la regulación del voluntariado mediante la presentación de un anteproyecto de ley, la Mesa Nacional de Voluntariado también ha logrado impulsar y concretar algunas iniciativas tendientes a su fortalecimiento y profesionalización. Desde este ámbito se impulsaron iniciativas tales como la elaboración de un Manual de gestión y formación del voluntariado y el presente proyecto de investigación.
Ambos proyectos tuvieron como objetivo aportar elementos formativos y de investigación para fortalecer los programas de voluntariado y para aumentar los niveles de comprensión acerca de las transformaciones recientes ocurridas en este campo.
SIGNIFICADOS DE UN CONCEPTO EN DISPUTA
El concepto de voluntariado resulta una noción difícil de capturar en una única defi nición. Más allá de ciertas referencias comunes que lo vinculan con las nociones de solidaridad, gratuidad y compromiso social, adquiere signifi cados y valoraciones diferentes según quien lo utilice. El debate sobre la regulación del trabajo voluntario que precedió a la ley de 2005 y las discusiones en curso a partir del proyecto impulsado por la Mesa han puesto de manifi esto algunas de las tensiones subyacentes a esta superposición de signifi cados y modos de concebir el voluntariado. Las posibilidades concretas de avanzar en la formulación de un marco regulatorio requiere de algunos acuerdos básicos en torno a un conjunto de preguntas centrales a las que, como sociedad, aún no hemos dado respuesta. Por ejemplo: ¿Cuál debe ser el rol del Estado en la regulación del trabajo voluntario? ¿Cuál es el sentido último o la fi nalidad del trabajo voluntario? ¿Para qué
tipo de tareas u objetivos se plantea contar con voluntarios? ¿El voluntariado es un sustituto de la acción estatal?, ¿puede serlo?, ¿debe serlo? En términos más generales, ¿el voluntariado es una expresión que fortalece los procesos democráticos y la ciudadanía?, ¿o por el contrario, los debilita?, ¿qué tipo de
voluntariado es constructor de democracia y ciudadanía?, ¿cuál no lo sería? ¿Cómo regular el trabajo voluntario sin restringir la autonomía de las organizaciones? Un elemento que parece atravesar todas estas preguntas es la discusión acerca del rol que le cabe al Estado en tanto regulador del trabajo voluntario y
la autonomía con que debe manejarse la sociedad civil en este campo. En este sentido, el problema podría plantearse como una tensión entre los intereses de las organizaciones por evitar un excesivo control y sujeción al Estado y las necesidades del propio Estado por alinear a la sociedad civil para cumplir sus
metas. Por otra parte debe tenerse en cuenta que estos debates ocurren en una realidad como la uruguaya, marcada por una fuerte centralidad de la presencia estatal en lo social y de las estructuras partidarias como vehículos de las demandas ciudadanas. Por este motivo, entendemos que las reacciones de la sociedad civil 
ante el proyecto de ley de 2005 y los acuerdos alcanzados por la Mesa Nacional plasmados en el anteproyecto presentado pueden analizarse como expresiones de nuevos modos de entender la relación de la sociedad con el Estado.
Ciertamente, la centralidad del Estado y de los partidos políticos constituyen un rasgo característico de la sociedad uruguaya. Históricamente, esta centralidad se ha visto traducida en una fuerte politización de lo social en donde el Estado convierte en “espacio público” aquellas esferas vinculadas con la construcción política del orden social (Caetano). Desde esta perspectiva, las experiencias de voluntariado pueden ser vistas como herramientas para extender la acción de las políticas de gobierno y para profundizar de esta
manera el cumplimiento de sus objetivos. El reclutamiento de voluntarios para la implementación de un plan para mitigar las consecuencias de la emergencia social o para responder ante la emergencia habitacional pueden encuadrarse dentro de las acciones políticas orientadas a la conformación de un nuevo orden social más justo. Puesto en estos términos, las acciones tendientes a movilizar y controlar recursos de la sociedad civil en aras del logro de los objetivos propuestos parecen justifi cables y compartibles. No obstante,
al hacerlo, las formas y los recursos planteados podrían violentar otros valores igualmente importantes para la consecución del mismo fin. Un mayor control sobre los recursos voluntarios existentes en la sociedad civil puede ser examinado en el contexto de la matriz Estadocéntrica predominante en la sociedad uruguaya. En tal sentido, de las múltiples valoraciones existentes en torno al voluntariado se privilegiaría aquella que lo
ve como un recurso social frente a la crisis del Estado de bienestar, como un elemento supletorio y compensatorio de las responsabilidades estatales. Pero ciertamente ésta no es la única forma de concebir el voluntariado. Otro de los clásicos enfoques de la actividad voluntaria lo entiende como una actividad que profundiza, desarrolla y sostiene la democracia en tanto constituye una escuela de la práctica democrática “donde sus organizaciones son portadoras de valores para la vida colectiva tales como la solidaridad, la justicia, el respeto a la vida y el altruismo” (Thompson y Toro, 9). Esta es también la visión que encontramos en los escritos de Alexis de Tocqueville cuando exalta las virtudes de las organizaciones voluntarias como espacios intermedios desde los cuales es posible articular los esfuerzos individuales para alcanzar fines públicos en benefi cio de la sociedad. En esta otra perspectiva, el voluntariado aparece como un espacio importante, ya no para colaborar con las políticas públicas sino para preservar las identidades grupales o individuales ante la tendencia homogeneizante y uniformizante de la acción estatal.
En mi visión, ambos enfoques no deben verse como contradictorios.
Por el contrario, pensando en la realidad uruguaya, estas dos formas de ver el voluntariado resultan necesarias y deben tener su espacio. Por un lado, es necesario promover una visión del voluntariado que contribuya al logro de los objetivos de la política pública entendida como objetivos acordados desde los actores políticos y presentados a la sociedad en su conjunto. Por otro lado, también es importante recuperar una visión del voluntariado como expresión autónoma de la sociedad civil y de los ciudadanos a través de la cual canalizan sus intereses y construyen espacios colectivos con identidad propia. Estas dos visiones, aunque puedan parecer abstractas, son las que resumen buena parte de las fuerzas que tensionan las prácticas y los discursos sobre el voluntariado que cotidianamente construimos en nuestras instituciones.
La primera de las tensiones, a la cual ya nos hemos referido anteriormente, alude a la búsqueda de equilibrios entre la regulación del voluntariado y sus distintas expresiones y las demandas de autonomía por parte de las organizaciones. Como hemos visto, las tensiones y confl ictos en este plano se expresan —más que en los principios generales— en las formas operativas y mecanismos que se implementan para instrumentar las políticas de promoción y de regulación del voluntariado.
Una tensión más reciente está vinculada con los esfuerzos de los gobiernos por asumir su rol de rectoría en el diseño y la implementación de las políticas públicas al mismo tiempo que procuran abrir espacios de participación a la ciudadanía. En este caso, las acciones de voluntariado suelen estar asociadas a la búsqueda de mayores espacios de participación e incidencia que no siempre encuentran su respuesta en las autoridades de gobierno. La urgencia que marcan los tiempos de gobierno o sus estructuras verticales de decisión no siempre dejan lugar a las dinámicas participativas y horizontales asociadas al voluntariado.
En tercer lugar, el énfasis en la asistencia y la búsqueda de soluciones inmediatas a los problemas sociales de la pobreza y la exclusión también pueden entrar en confl icto con las dimensiones políticas y ciudadanas del
trabajo voluntario. En este sentido, algunas prácticas de voluntariado son vistas como asistencialistas o enfocadas hacia soluciones particularistas, carentes de una visión de sociedad más amplia que las sustente. Desde esta perspectiva se tiende a resaltar la necesidad de profundizar en las dimensiones políticas
del voluntariado y su capacidad para ir más allá de los problemas puntuales generando conciencia sobre las causas y raíces más profundas. Esta tensión sitúa al voluntariado como una actividad que busca actuar sobre los problemas concretos y remediar las consecuencias pero que, al mismo tiempo, se pregunta por las causas y las razones estructurales que los generan.
Las diferentes visiones del voluntariado que hemos analizado podrían sintetizarse como un campo de fuerzas que pugnan —casi que invisiblemente— por conquistar las prácticas y discursos cotidianos que van construyendo su signifi cado, según se muestra en la fi gura a continuación. En cada institución y en un momento dado sería posible examinar el signifi cado que adquieren las prácticas y los discursos institucionales en este campo a la luz de las tensiones mencionadas.
Basándonos en estas consideraciones entendimos necesario impulsar una agenda de investigación que promoviera una mejor y más profunda comprensión de las nuevas experiencias de voluntariado. Desde esta perspectiva, es posible interrogarnos sobre los signifi cados que adquiere el voluntariado en cada una de las experiencias estudiadas y la forma en la que éstas resuelven sus tensiones y confl ictos. Este marco conceptual también nos invita a repasar las formas en que las experiencias se adaptan al cambiante entorno social, político y económico donde les toca actuar. Esta mirada nos lleva a una valoración de las posibles continuidades y rupturas con modos de hacer y de entender el voluntariado propios de otras etapas, como ya hemos descrito.
Curiosamente, cada una de las diez experiencias nos revela una mirada única e irremplazable sobre lo que el voluntariado puede significar.
Cada caso muestra de manera muy particular lo que la experiencia del trabajo voluntario es capaz de hacer por los benefi ciarios, por los voluntarios mismos, por la organización y por la sociedad en su conjunto. Pero, al mismo tiempo, no quedan dudas de que, miradas globalmente, el conjunto de las experiencias
nos revela una riqueza y variedad del concepto que va mucho más lejos que la suma de cada una de ellas. Una mirada al conjunto revela la existencia de una fuerza con una capacidad transformadora que aún no hemos terminado de aquilatar en su justa medida. En este sentido, las páginas que siguen son un intento para ayudarnos a comprender cuánto llevamos recorrido en este camino y cuánto nos falta por recorrer.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario